Una considerable cantidad de obras bibliográficas se han editado en relación a la fotografía como arte, independientemente de que la fotografía ha sido y será, un elemento imprescindible para la edición de cualquier materia, su aplicación es vital para las ciencias, las arte, la publicidad, la comunicación, el diario vivir.
Según datos procedentes de 1802, Thomas Wedgwood, hijo del pintor de este nombre, hizo el papel sensible a la luz impregnándolo con una solución de nitrato de plata, y obtuvo con él reproducciones de diversas plantas, poniendo éstas sobre el papel y exponiéndolas a la luz; sin embargo, no logró fijar las imágenes. La fotografía como arte práctico, comenzó en 1831, con las invenciones de seis experimentadores: Joseph Nicephoro Niepce, Louis Jacques Daguerre, William Henry Fox Talbot, J. B. Readi, Hippolyte Baryard y sir John Herschel. La fotografía originaria requiere el aparato llamado máquina fotográfica, en la cual se forman las imágenes reales por medio de una lente. Eso en esencia no ha cambiado hasta nuestros días, lo que sí que ha evolucionado es la forma de obtener las imágenes y el paso de la analógica a la digital ha democratizado ampliamente su uso y difusión.
El grueso de los libros de que disponemos en nuestra web se centra, principalmente, en catálogos de obra de fotógrafos de mayor o menor interés, según la búsqueda o intenciones del lector. Obras como 100% natural de J. B. Ruiz; Alexandre Rodtchenko; Al hombre uncido de Eduardo Cortils; Darío Villalba, Toni Catany, Joan Fontcuberta, entremezclan fotografía y pasión. En otra dimensión de la obra tenemos publicaciones sobre historia de la fotografía, técnica fotográfica, portfolios de ciudades y vida rural, etc. Un amplio catálogo que se puede visitar de vez en cuando, para localizar publicaciones que vamos localizando, dependiendo esto de la venta y, por tanto,de la búsqueda por parte de los interesados en las obras sobre el tema que nos ocupa.
La fotografía, en el disparadero de la modernidad ha dado cobertura a cuantos elementos componen la evolución social, económica y artística de una sociedad en progreso. No entenderíamos lo que somos sin la imagen fotográfica, que en mayor o menor medida ha condicionado y delimitado los intereses de unos ciudadanos, en ocasiones, demasiado tiranizados por los acotamientos y deslindes del mercado; pero que para ser libres, para disfrutar de sus intereses, utiliza las herramientas que les ofrece la cultura. Hay que entrar en el laberinto de lo oscuro, para poder alcanzar la luz. Como si de un símil de la cámara fotográfica se tratara, en nuestra imaginación también se pinta o se escribe con luz, una marca que puede ser inalterable.
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